sábado, 9 de octubre de 2010

Willy Fog en la Vall d'Aran

Casi un mes en casa no puede ser sano, las vacaciones de verano ya quedan muy lejos y tocaba una salida fuera de Barcelona. Aprovechando que el viernes 24 de septiembre era día festivo en Barcelona nos alejamos de la ciudad y del bullicio de las fiestas de la Mercè para buscar la tranquilidad de la montaña. El pronóstico del tiempo no era bueno pero aún así nos fuimos hacia la Vall d'Aran, a 4 horas en coche desde Barcelona.
Nuestro alojamiento estaba en Vilamòs, un pueblo al que se llega por una carretera de montaña llena de curvas cerradísimas en sus 4 primeros kilómetros de trayecto, debe ser tremendo recorrerla en invierno !!! Bueno, tampoco entusiasma recorrer esta carretera de noche, que es cuando llegamos nosotros. Eso sí, el pueblo es un buen lugar para alojarse, muy tranquilo, con buenas vistas al valle y pequeño, sin el acúmulo masivo de segundas residencias que parecen haber invadido la zona.
Nuestro primer día amaneció nuboso, ya lo esperabamos. Tuvimos falsas esperanzas cuando vimos unos grandes claros en el cielo e incluso un sol radiante pero el buen tiempo duró poco. Las nubes aumentaban a medida que nos acercabamos a Val deth Toran, lugar escogido para nuestra primera excursión. Dicen que este estrecho valle cercano a la frontera francesa es la zona donde viven los osos pardos que han introducido en los Pirineos, nos hubiera encantado verlos pero debe ser como encontrar una aguja en un pajar porque hay pocos ejemplares en una zona muy amplia. Buscamos intensamente pero no hubo suerte aunque tampoco nos fuimos con las manos vacias, vimos 3 rebecos, una madre con dos crias que también eran bien interesantes.
La niebla empezó a subir por el valle seguida de una intensa lluvía que nos obligó a bajar en busca de lugares con mejor tiempo.
Los bosques en la Val deth Toran son típicamente atlánticos, llenos de robles, pinos, fresnos, sauces, hayas y castaños.El tiempo no mejoraba y lo mejor que se podía hacer era visitar los diferentes pueblos que encontrabamos por el camino. Algunos poco habitados como Sant Joan de Toran y eth Pradet.
Otros, como Canejan, más grandes y habitados, quizá con menos encanto que los anteriores pero con buenas vistas al valle.
Para finalizar el día fuimos a una zona cercana a Vilamòs que prometía ser un buen lugar de observación de ciervos pero no hubo suerte, la berrea en esta zona todavía tardaría un par de semanas en llegar. Con frío y lluvía nos retiramos a nuestro alojamiento, un buen plato de olla aranesa nos esperaba para cenar.

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