Volvemos a casa. Tres aviones, de Brisbane a Hong Kong, de aquí a París y de París a Barcelona, 17.000 km por delante. Por suerte los dos primeros vuelos tenían pantalla individual que ayuda a pasar el tiempo más rápido y para los que nos mareamos y no podemos leer en el avión es un invento genial.
En el trajecto vistas de agua, nubes, campos, pueblos, ciudades ... y la impresionante cordillera del Himalaya.
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